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miércoles, 27 de septiembre de 2017

“EL FINAL NO LLEGARÁ” EN EL GRAMMY LATINO 2017

    Hoy he recibido la grata noticia de que el bolero-son "El final no llegará", música de Rafael Ortiz y letra mía, aparece en dos de los discos que han sido nominados a los Latin Grammy Awards de este año, en la categoría de “Mejor Álbum Tropical Tradicional”.
    Los CDs son:
    >> “Cuba sobre cuerdas” (Producciones Merlín) del quinteto colombiano-cubano Babalú, radicado en Medellín. Allí nuestra obra aparece en dos versiones, una de ellas con la solista holandesa de trompeta Maite Hontelé, alternando con clásicos como “La comparsa”, “Lágrimas negras”, “La guantanamera” y “Veinte años”.
Quinteto Babalú
    >> “El añejo jardín” (EGREM) del grupo infantil cubano La Colmenita. En este caso, el invitado es el Maestro Adalberto Álvarez. Además de seleccionar un verso de la letra para dar título al disco completo, la promoción afirma que “El final no llegará” es uno de los "temas antológicos de lo mejor de la música cubana de todos los tiempos" compartiendo espacio con “El Manisero”, “Échale salsita”, “Y tú qué has hecho” y “Como fue”.
    Cuando leo algo así, enseguida pienso en las sonrisitas humildes que pondrían si supieran eso los grandísimos Rafael Ortiz y Carlos Embale (el cantante que lo popularizó). ¡Va por ellos!
Rafael Ortiz (izquierda) y Carlos Embale
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sábado, 23 de septiembre de 2017

PAPITO SERGUERA Y NIVALDO HERRERA

ASAMBLEA EN TELEVISIÓN CUBANA 
Capítulo 2 de “Eugenito quiere televisión”,
Libro 1 de “PEDRAZA GINORI MEMORIAS CUBANAS”)
Disponible en este enlace
www.amazon.com/Pedraza-Ginori-Memorias-Cubanas
con entrega rápida en su domicilio.
Fragmento I
  Loly Buján y yo cursábamos Licenciatura en Historia del Arte en los cursos para trabajadores de la Universidad de La Habana. Una noche nos topamos con Jorge “Papito” Serguera en el exterior de la Escuela de Letras. Habían pasado varios años de su paso arrollador por el Instituto Cubano de Radiodifusión y estaba allí para recoger a su esposa, que era condiscípula nuestra.
  Mientras la esperaba, nos pusimos a conversar unos minutos. Después de los saludos y los clásicos “¿cómo anda la televisión?”
y “Pues, ahí vamos, tirando”, se abrió un poco y nos confesó:

- Yo estoy tranquilo ahora. Me alegro mucho de haber salido de allí. Es que ustedes los artistas son muy complicados, gente muy rara. Yo nunca les entendí del todo.
  Ante una manifestación tan sorprendente y reveladora como ésa, hecha por alguien que estuvo siete años como presidente del ICR, saquen ustedes sus propias conclusiones.


Fragmento II
  Era 1974. Después de siete años de “gobierno” de Jorge “Papito” Serguera y sus compañeros de aventuras, al fin había llegado un nuevo presidente a hacerse cargo del ICR. Se llamaba Nivaldo Herrera y se corrió por los pasillos que venía, enviado por las más altas instancias del partido, a poner orden y a encarrilar las cosas en nuestro organismo.
  Cuando le vi por primera vez, en un discurso que nos disparó a la masa, me causó buena impresión. Habló del importante papel que la radio y la televisión debían desempeñar en la nueva sociedad que se estaba construyendo. Llamó a colaborar y a discutir abiertamente los problemas y prometió establecer una nueva forma de relación entre dirigentes y dirigidos.
  El ICR ardía de expectación por saber por dónde irían los tiros, cuáles serían las reformas, qué lanzamientos traía en su repertorio el nuevo pitcher que nos habían mandado desde arriba para relevar al que había explotado.

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viernes, 22 de septiembre de 2017

OYE, NO ME VENGAS CON CUENTECITOS

  El ciclón Irma azotó Cuba en septiembre de 2017 y acabó con la quinta y con los mangos. El viento y el agua son los principales culpables del destrozo. Eso es innegable. Pero hay una gran parte de responsabilidad que recae en los que no tomaron las medidas previas y posteriores.
  En los que no tumbaron las paredes que amenazaban con derrumbarse desde hace años,
   en los que no podaron los árboles que se podían caer sobre las líneas eléctricas,
    en los que no han hecho absolutamente nada para aminorar los daños de los huracanes en una tierra de huracanes,
      en los que llevan 60 años sin construir un sistema de alcantarillado que funcione tragándose el agua que todos sabemos que cae un año sí y el otro también,
       en los que hablan de solidaridad y claman que ningún cubano se quedará desamparado mientras todavía hay gente esperando por la casa que le prometieron cuando el ciclón anterior y el anterior al anterior le tumbaron la suya,
        en los caraduras que son capaces de culpar de indolentes e irresponsables a los fallecidos,
         de abandonar a su suerte a los damnificados hasta el punto de cobrarles la mierdera cajita de arroz con ná que dan en algunos kioskos,
          de pedir dinero a través de una empresa estatal que ha aprovechado el ciclón para subirle los precios a los productos en sus tiendas de divisas
            y de llenar las calles de patrullas intimidatorias que aplastan el más mínimo derecho de los que lo han perdido todo: el del pataleo.

  Oye, que sepas que yo sé que en el fondo simpatizas con aquello o en el mejor de los casos no quieres que aquello se caiga porque "sabe Dios lo que pasaría".
  Oye, no me vengas con cuentecitos que siguen las orientaciones del partidito. No le quites la culpa a las “autoridades” de un gobierno de sistema estatal y por tanto responsable de lo que le ocurra a sus ciudadanos.

  No trates de darme gato por liebre lamentando la fuerza indomable de la naturaleza, comentando lo maravilloso del carácter del cubano que baila y juega dominó cuando el agua le da a la rodilla y afirmando que el pueblo sabrá recuperarse porque somos heroicos.
  El pueblo está jodido, muy jodido, y tú sabes perfectamente que ya lo estaba antes de que Irma apareciera.
  Oye, tú mismo, sí, tú, que sepas que cuando escribes en Internet que en la foto del hombre sentado en el banco inundado debe verse solamente una víctima del ciclón, no me engañas.
  Ese hombre es la Cuba de hoy, decepcionada, deprimida, desilusionada, descojonada, inundada, derrumbada, barrida por el desespero, la inercia y la desidia, esa Cuba del “sálvese quien pueda” que sabe que ninguno de los dirigentes que viven en las casas buenas (las que no se derrumban) de los barrios exclusivos les va a tirar un cabo ni antes de Irma ni después de Irma porque ellos están en lo que están y el hombre del banco simplmente se las suda.



 La imagen, maravillosa y estremecedora obra de arte, 
refleja lo que es nuestra patria ahora. 
Ha sido tomada por la fotógrafa cubana Wanda Canals Fleitas 
quien la tituló "Irma, el día después". 
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