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jueves, 5 de enero de 2017

BRAVO, CAMPEÓN, TE LO HAS GANADO

  Ahí está él, el pequeño aguacate que me ha derrotado. En la foto, tomada hace pocas horas en la cocina de mi hogar, le ven tal y como es: valiente, imperturbable, terco, voluntarioso, dispuesto a salirse con la suya.


  A mediados de diciembre adquirí en el super una bolsita donde se acotejaban él y dos de sus semejantes. Normalmente los venden verdes y hay que dejar pasar unos días hasta que, maduros, se puedan comer. Sus compañeros hace rato que cumplieron con su deber y enriquecieron mis comidas de Nochebuena y Fin de Año.
  Pero pasó el tiempo y él siguió ahí, en el frutero, como si tal cosa, exactamente igual que la mañana en que lo traje a casa, tan duro como un palo, ignorando el obligado proceso de maduración que la naturaleza diseñó para su especie.
  Ayer, como todos los días desde hace tres semanas, lo palpé. Y nada. Continuaba sólido y compacto cual diamante, encerrado en sí mismo, haciéndose pasar por una piedra. Y una vez más me quedé con las ganas de comérmelo (más bien de "jamármelo"), de disfrutar de su sabor.

  Al principio, al observarle, no supe qué le pasaba. ¿Se estaría burlando de mí? Hasta que, pensando pensando, lo comprendí todo. Lo suyo no era burla sino desafío. Se trataba de un pequeño héroe empeñado en una batalla cuyas probabilidades de ganar eran mínimas pero por la que, pensaba él, valía la pena convertirse en mártir.
  Con su obstinación, él estaba reivindicando su derecho a envejecer tranquila y dignamente y a no terminar en las fauces golosas de un empedernido asesino de frutas como yo.

  Y ahí está, firme, entero, indoblegable. Nada puedo contra su épica lucha de bravo gladiador, contra su respetable sacrificio, contra la inercia que ejerce como arma. Así que, muy a mi pesar, le he perdonado. Le voy a dejar tranquilo, quietecito, hasta que fallezca por causas naturales.
  Anoche, reconcomido por dentro, encabronado, molesto por mi fracaso de Goliath ante un pequeño David vegetal e inofensivo que con su huelga me ha vencido, decidí fotografiarle y dar a conocer su historia en Internet para que la gente le conozca, admire su lucha y aprenda la lección que nos está dando: algunas veces bastan sólo la fortaleza moral, la entereza y la resistencia para conseguir los objetivos, por imposibles que parezcan.


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