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miércoles, 13 de agosto de 2014

GEORGIA GÁLVEZ POR LOS PALOS, UN MUNDO PARA AMAR

RECUERDOS VÍVIDOS, BORROSOS Y OLVIDADOS
    Me van a tener que disculpar. Han pasado casi 48 años desde octubre de 1966 y en todo ese largo período le he ido metiendo muchas, muchísimas imágenes, situaciones y sensaciones al disco duro que tengo en mi cabeza. Y como mi memoria no es una computadora con archivos bien clasificados, ordenados y listos para ser abiertos sino un revoltillo atiborrado de recuerdos, algunos vívidos (con acento en la primera i), otros borrosos y la mayoría (¡que contrasentido!) olvidados, pues resulta imposible que me acuerde de todo con la claridad y la responsabilidad que exige escribir este blog.
    Así que, a veces, como en este caso, hay partes de la historia que no cuento porque la memoria que conservo de ellas es confusa o simplemente se ha desvanecido.


EL AÑO JUGOSO
    Aquel 66 fue un año jugoso para mí. Terminé el curso de Formación de Directores de TV ofrecido por el Instituto Cubano de Radiodifusión, firmé mi primer contrato con el ICR, creé, escribí y dirigí un programa de variedades de TV Cubana en prime time (“Un millón de lunes”), publiqué mi primer reportaje en la revista Cuba (“Salón Mambí de Tropicana”), compuse las primeras canciones mías que trascendieron (“Mía la felicidad” y “La gran aventura”) y tuve mi primer gran éxito en teatro (“Un peso de música”, en el Mella).
    Pero aún quedó tiempo y energía para escribir y dirigir un espectáculo que considero muy importante porque demostró –a mí y a los demás- que ya estaba lo suficientemente maduro para abordar eventos artísticos complejos, de envergadura. O sea, que el guajirito esperanceño que una década antes había llegado a la capital para encontrar su sitio ya no solamente quería sino que podía meterse en camisas de once varas.

BORN TO BE A STAR
    Desde que comenzó su carrera, a principios de los 60, se fue destacando en la farándula cubana una chica que lo tenía todo para triunfar. Nacida en 1944 en el seno de una familia acomodada, desde niña compaginó su formación académica, que culminó en la Universidad de La Habana, con una buena preparación en disciplinas como el canto, la música, el baile, los idiomas... para las cuales tenía habilidad natural, de fábrica.

Georgia Gálvez en los años 60
    Se llamaba Georgia Gálvez. Su agradable voz de mezzosoprano se movía sin dificultad aparente lo mismo en los agudos del género lírico que en los registros centrales de la canción popular. Tocaba el piano y la guitarra. Se desenvolvía aceptablemente como actriz. Tenía conocimientos de danza clásica y moderna, lo que le permitía bailar y moverse con soltura en el escenario. Hablaba inglés y francés.
    Si a lo anterior, que no es poco, le añadimos que su rostro era precioso, su figura grácil, su simpatía nada forzada y que demostraba talento, inteligencia, buen gusto y chispa, ya me aceptarán que estábamos en presencia de una artista destinada a convertirse en estrella más pronto que tarde.

EL CURRÍCULUM
    Como integrante fundadora de la compañía Teatro Lírico Nacional de Cuba con sede en el habanero teatro García Lorca, actuó en zarzuelas, operetas y óperas. Entre ellas: “Luisa Fernanda” (que protagonizó), “La princesa de las czardas”, "Los gavilanes", "La viuda alegre", "El conde de Luxemburgo" y "María la O". En Televisión Cubana hizo “Las bodas de Fígaro”, de Mozart.


A la izquierda: "Luisa Fernanda" en el teatro García Lorca. Georgia Gálvez, Rafael Aquino, Rosita Fornés y Armando Pico. A la derecha: "Las bodas de Fígaro" en TV Cubana. Carmen Malvido, Georgia Gálvez y Ana Menéndez.

     En el 63 había grabado un long play en la EGREM. Y era figura habitual en los musicales de la tele.
    En el 65 fue una de las figuras centrales del espectáculo “Gran Music Hall de Cuba” que el empresario Bruno Coquatrix llevó al teatro Olympia de París y después el Consejo Nacional de Cultura hizo girar por la RDA, Polonia y la URSS.
    ¿Qué quiero decir con todo lo anterior? Pues que en 1966, con solo 22 años de edad, ya Georgia había pisado fuerte y tenía carrera de la cual presumir. Mientras que yo era un principiante, un novato con todo por demostrar.


GEORGIA MEETS YIN
    No recuerdo cuando nos conocimos. Puede haber sido en alguno de los programas de Manolo Rifat en los que yo era el asistente del director. Quizás alguien le habló de mí poniéndome la buena ya que yo había dirigido un par de cosas que habían sonado. De todas maneras, apostar por mí para llevar las riendas de su espectáculo, en que ella se jugaba mucho, fue un riesgo notable que asumió. Así que agréguenle a su currículum una dosis de valentía y arrojo.

    En el primer párrafo de esta pieza hablé de lo estropeada que anda mi memoria. Por tanto no recuerdo de quién surgió el proyecto de que la Gálvez protagonizara un gran show unipersonal en el que el público pudiera verla en todas sus facetas.
    Es probable que fuese idea suya, es posible que se me ocurriese a mí. Y hasta cabe la opción de que la iniciativa surgiese de la dirección del Teatro Musical de La Habana, muy activa en aquellos tiempos.
    La cosa es que una tarde nos vimos en su casa del Vedado –vivía en la calle 28 (¿o en 30?), cerca de la avenida 23-, me explicó que quería hacer un recital muy variado, conversamos largo rato confrontando conceptos,
hablamos de un posible repertorio y empezamos una aventura teatral que terminó por llamarse “Un mundo para amar” para aprovechar el tirón publicitario que podía tener el título de una de los éxitos que la identificaban ante el público.

sábado, 2 de agosto de 2014

A CELINA, CARMELINA Y CACHARRO: CÓMO ME GUSTA MI CAMPO

Esta pieza de mi blog está dedicada
a las señoras Celina González y Carmelina Barberis,
grandes damas de la música guajira,

estrellas de la cultura cubana,
con todo mi respeto y admiración
Celina González y Carmelina Barberis; antes, después y siempre








Y además a Angel Romero ‘Cacharro’,
guitarrista campesino,
  como representante de los miles de acompañantes que, a lo largo de los años,

    han entonado los coros y puesto los acordes exactos para que brillaran los poetas y los cantantes.
      Sin ellos, los anónimos, los del conjunto, nada hubiese sido posible.

Ángel Romero "Cacharro"
Cacharro, el acompañante
de la González Celina,
de Barberis Carmelina,
ilustres diosas cantantes.
A los tres dedico el cante
que mi décima me inspira.
Tienen un arte que admira,
y que alegra el corazón.
Ustedes el alma son
de la música guajira.
                                            Yin Pedraza Ginori
                                           2 de agosto, 2014

EL GRAN PIQUETE
    Dudo que haya habido o haya en el futuro un programa como el legendario “Guateque Palmas y Cañas” de los años 60/70/80, en el que cada semana se presentaban las mayores estrellas de la música campesina cubana.

Coralia Fernández y Ramón Veloz
    Imagínense un show de jazz o de rock en la tv norteamericana que semanalmente nucleara, no esporádicamente sino como puntos fijos, a todos los más grandes grupos y solistas de esos géneros a nivel mundial. Pues eso era, por entonces, aquel dominical donde uno podía ver, en vivo y en directo, a un piquete increíble de figuras: Ramón Veloz, Coralia Fernández, Ramoncito Veloz, Joseíto Fernández, El Jilguero de Cienfuegos, Celina González, Los Compadres, Caridad Hierrezuelo, Carmelina Barberis, Evelio Rodríguez, Radeunda Lima, Martica Morejón, Juana María Casas ‘La mariposa’, Puntillita, Pío Leyva, Ojedita, Ramón Avilés, María del Carmen Prieto, José Ramón Sánchez 'El madrugador', Ana María Chomat, los tríos Matamoros y Taicuba, Clara y Mario, Ñico Saquito, el conjunto de Miguel Ojeda, el Campo Alegre de Raúl Lima, Los Montunos de José Manuel Rodríguez con Mongo Huerta y Acanda… Y en las controversias no sólo a Justo Vega y Adolfo Alfonso sentando cátedra sino también a Chanito isidrón, Fortún del Sol ‘Colorín’, El Indio Naborí, Angelito Valiente, Guambín y Guambán, Orlando Laguardia, Rigoberto Rizo, Raúl Rondón, Efraín Riverón... Todos los nombres importantes eran habituales del guateque.
Justo Vega y Adolfo Alfonso en "Guateque Palmas y Cañas"
    Lo dirigieron en aquella época “gloriosa”, por lo que recuerdo, Felipe Sarduy, Oscar García, Oscar Núñez, Homero Pérez… Y lo animaron, entre otros, la familia Veloz -Ramón, Coralia y Ramoncito-, el locutor que alargaba la r de su apellido -Agustín Rrrrrroque Fuentes- y Fernando Guardado, quien estuvo casi 40 años en el programa. (1)