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domingo, 27 de julio de 2014

HACIENDO TELEVISIÓN CUBANA AL MEDIODÍA



LA TIRA DEL MEDIODÍA
    Allá por 1974/75 la tira de musicales del mediodía que se emitían por el Canal 6 de Televisión Cubana estaba conformada así:
    Lunes > “Mi pueblo”. Se dedicaba cada semana a una población cubana presentando sus datos históricos y sociales, fotos y, si era posible, la actuación de artistas locales.
    Martes > “La nueva escuela”. En colaboración con el Ministerio de Educación. Entre canción y canción, se hablaba de las actividades del MINED.

       Miércoles > “El piano”. Media hora con actuaciones de pianistas. No existió camarógrafo que se resistiera a tomar el plano en el que se veía la cara del músico reflejada en la tapa abierta del instrumento. Ni director que no lo sacara al aire por lo menos una vez por programa. Esa imagen se consideraba el colmo de la exquisitez.
    Jueves > “Cómo me gusta mi campo”. Ambiente guajiro. Lo dirigí en el 74 y en el 75. Hablo de él en otra pieza de este blog, localizable en este enlace
ENLACE

     Viernes > “Guitarras”. Presentación de guitarristas solistas, tríos y grupos.
        Sábado > “A través del lente”. Divulgación de la programación televisiva mezclada con actuaciones de cantantes.


VAYAMOS UN POCO ATRÁS EN EL TIEMPO
    Mi primer empate con el horario del mediodía fue "Música popular", un espacio dominical de variedades que hice diez veces, de marzo a agosto de 1969. En él se presentaban orquestas de onda bailable y se balanceaba el elenco con cantantes. Lo animaban Rosa María Medel (hija de Rosita Fornés) y Tony Pinelli (hijo de Germán).
    Pasando el tiempo, hice “En vivo”, que escribí y dirigí de junio del 69 a agosto de 1970. Salía al aire en directo de lunes a sábado, con la animación de Germán Pinelli y Verónica Lynn y ya me referí a él, en extenso, en una pieza de este blog a la que pueden acceder pulsando el siguiente enlace:
El Blog de Pedraza Ginori > TELEVISIÓN CUBANA: EN VIVO CON GERMÁN PINELLI Y VERÓNICA LYNN

domingo, 13 de julio de 2014

CONCURSO GUZMÁN 80 (2): AHÍ LES QUEDA ESO, YO VOY ECHANDO


Lo que van a leer ahora es la continuación de la anterior entrada de este blog, accesible al pulsar sobre el siguiente enlace:
LA GOLOSINA QUE OTRO PREPARÓ
    En ella he contado cómo debido al gran impacto masivo de nivel nacional alcanzado en las dos primeras ediciones, las del 78 y 79, del Concurso Adolfo Guzmán de Música Cubana ICRT, éste se había convertido en una golosina, en una pieza muy codiciable para los intereses de los encargados de la propaganda político-ideológica del país y también del núcleo dirigente de la Organización Sí Gubernamental denominada Movimiento de la Nueva Trova.
    El MNT, dentro de su campaña para controlar todo lo que tuviera que ver con la música y el espectáculo en Cuba, organizó un desembarco de sus huestes, prácticamente una invasión, en el III Guzmán.
    Yo, que era director general del evento, mantenía unos presupuestos artísticos y profesionales que no tenían nada que ver con los del Movimiento. Para los fines que éste perseguía yo era un estorbo, así que me vieron como un objetivo a batir.
    Ante los primeros intentos de manipular el concurso y de ningunearme, acudí a mis superiores en el Instituto Cubano de Radio y Televisión. Pero éstos, en lugar de frenar las maniobras de los novatroveros, miraron para otro lado.
    Para mí resulta evidente que acataron orientaciones que venían de arriba, de los despachos desde donde se manejaba al ICRT. Sus ocupantes querían politizar el Guzmán y las intenciones del MNT les vinieron de perilla. Es lo que yo he llamado “se juntaron el hambre y las ganas de comer”.
     Si bien conservé una cuota suficiente de poder que me permitió concebir la mayor parte de los espectáculos del evento de 1980 de acuerdo a mis ideas, la situación que se creó era totalmente anormal ya que yo no controlaba totalmente unos programas por los que me iban a juzgar el público, la prensa, los participantes y hasta la madre que me parió. En la práctica, tuve que aceptar que todo lo que tenía que ver con el Movimiento de la Nueva Trova dentro del evento estaba fuera de mi jurisdicción.

¿POR QUÉ NO RENUNCIÉ?
    Podía haber renunciado al principio del G-80 pero no lo hice. Pesaron estos dos motivos:
    a) el Guzmán era una oportunidad importante de llevar a término cosas que siempre soñé hacer. Probablemente ningún director de programas musicales de la historia de la televisión había tenido tantos recursos materiales y humanos ni tanto tiempo de preparación para trabajar. Y eso no era un regalo; fue producto del intenso esfuerzo y de los aciertos de mi equipo y yo en los dos Guzmanes anteriores. Entonces ¿por qué tirar por la borda sin luchar aquello que nos habíamos ganado a pulso?
    b) Confié que, en el día a día, podría ir manejando la situación si aplicaba mi táctica preferida: la de guerrilla, que me había dado buenos resultados en otras batallitas.
    Así que determiné tirar palante a ver qué pasaba, cómo se irían desarrollando los acontecimientos.

miércoles, 9 de julio de 2014

CONCURSO GUZMÁN 80 (1): CUANDO SE JUNTARON EL HAMBRE Y LAS GANAS DE COMER

CHÁCHARA DE CARÁCTER PERSONAL
    La enorme aceptación popular que había tenido en 1979 el II Concurso Adolfo Guzmán de Música Cubana ICRT, cuyos espectáculos se convirtieron en la comidilla del día a lo largo de toda Cuba, no trajo como consecuencia cambio significativo alguno en lo personal para mi esposa Loly Buján y para mí.

Pedraza Ginori y Loly Buján en 1980
    Tanto el magnífico trabajo que ella realizó desde la unidad de control remoto, al frente de las transmisiones de Televisión Cubana, como el que yo hice como creador y director general del evento fueron recompensados con muchas felicitaciones verbales y sonrisitas, algunas palmaditas en nuestros hombros por parte de dirigentes y un par de cartas de reconocimiento en las que se hablaba de lo buenos profesionales que éramos y del gran agradecimiento que el Instituto Cubano de Radio y Televisión nos tenía por haber metido aquel jonrón con las bases llenas que, en términos de relaciones públicas, significó un subidón considerable en el nivel de apreciación de las masas hacia el organismo.
    Recién finalizado el Guzmán 79, el ICRT nos convidó a pasarnos unos días en Varadero. Cuando pregunté, me dejaron claro que la invitación era solamente para Loly y para mí, que no podíamos llevar a alguien de nuestra familia.
    Ellos, los que iban habitualmente, trataban de mantener el secreto. Así que yo desconocía que nuestro centro de trabajo tenía a su disposición en aquel balneario, un chalé a pie de playa en el que sus altos funcionarios se pasaban parte de sus vacaciones de verano en compañía de sus familiares y sin que les costara un kilo prieto, absolutamente por la cara. Después me enteré de eso y de que habían establecido un sistema por el que se iban alternando cada siete o diez días. Hoy le toca a Fulanito y la próxima semana a Menganita. Siempre con sus respectivas parentelas.
    Aún considerando que había un montón de compañeros que pincharon muy duro en el Guzmán y se merecían disfrutar de Varadero tanto como nosotros, decidimos aceptar la invitación y cogerle al stablishment socialista unos días de descanso en la playa. El sistema, que tanto alardeaba de igualitario y justo, te ponía esas trampas deshonestas y uno caía en ellas, a sabiendas de que no era lo correcto, de que se estaba corrompiendo.

LAS CONDICIONES PRECARIAS
    Desde que nos habíamos casado, en 1970, Loly y yo vivíamos en condiciones precarias en el pequeño piso de los padres de ella, en un edificio ruinoso del municipio Habana Vieja.
    Al ver que nadie quería permutar con nosotros y que el ICRT le había resuelto el problema habitacional a algunas personas, en varias ocasiones habíamos solicitado a nuestro organismo que nos consiguieran una vivienda decente pero las respuestas oscilaban desde el “vamos a ver qué podemos hacer” hasta “por ahora, la cuota del organismo está en cero”.
    Una de las veces, nos invitaron a integrarnos a un contingente de voluntarios que se encargaría de construir un edificio dentro del plan de microbrigadas. Ante la planilla en blanco que pusieron en mis manos me surgieron unas cuantas dudas. Pregunté qué tiempo de trabajo sería necesario para obtener un apartamento. Me contestaron que no se sabía con exactitud pero que no bajaría de varios años.
    -- ¿Y tras ese período, es seguro que tendremos nuestra vivienda?
   -- Aquí nada es seguro. Una vez que se termine el edificio, se evaluará quien tiene derecho y quién no. Depende de lo que hayas trabajado y de tus condiciones como revolucionario.
    Decirles quiero que me pasé con ficha y, en lugar de meterme de lleno en el fascinante y encantador mundo del cemento, el ladrillo y la arena, preferí seguir haciendo programas de televisión.
    Ante los positivos resultados del Guzmán 79 recién finalizado y las muestras de gratitud del presidente del ICRT Nivaldo Herrera y su círculo más allegado de dirigentes, ante tantas sonrisas y palmaditas, creimos que era buen momento para renovar nuestra solicitud de vivienda. Pero no tuvimos éxito. No conseguimos nada. Ah, bueno, algo sí agarramos: la semanita en Varadero.