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martes, 24 de junio de 2014

EL MENEÍTO DE LA NUEVA TROVA

A quien intente convertir la música cubana
en un juguete de sus intereses,
le espera el fracaso.
Inscripción aparecida en una de las paredes de las cuevas de Altamira.
Se supone que la grabó allí un hombre de Neardental.
O sea, que se trata de una verdad
que ya era conocida en el Paleolítico Superior.
Y sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX,
hubo gente que la ignoró
y pretendió pasársela por el forro.
Y, como era de esperar, se escachó.

    Es lícito y comprensible que un artista defienda sus ideas a través de su obra. Lo que no es de recibo es que tape bocas o conspire para que otros no se expresen o desarrollen su creatividad.
    ¿Alguien se imagina a Ñico Saquito, Miguel Matamoros y Arsenio Rodríguez urdiendo un chanchullo para borrar del mapa musical cubano a Ernesto Lecuona por no ser un sonero?

ABRE QUE VOY
    Cuando escribo este texto, a 41 años de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova y a casi 28 del momento en que se disolvió como institución para integrarse en la Asociación Hermanos Saíz, circulan por Internet una serie de artículos y documentos laudatorios dedicados a realzar el aporte que el MNT hizo a la cultura cubana, categorizando a éste como una especie de sol maravilloso que llegó para iluminarla y enriquecerla. Al mismo tiempo, los autores de dichos textos evitan, cuidadosa y sistemáticamente, mencionar las manchas que tuvo dicho sol.

    Al leer esos materiales, he llegado a preguntarme "¿estarán hablando de la misma nueva trova que yo conocí? ¿Habrá existido más de una?
    Por causas generacionales y circunstanciales, me tocó ser testigo directo del novatrovismo. Por causas profesionales, de cierta manera, lo sufrí. Así que me he sentido tentado a decir algo al respecto, a recordar cosas que ocurrieron y que no es correcto que se oculten o se olviden.
    Abre que voy, cuidao con los callos.

domingo, 8 de junio de 2014

CONCURSO GUZMÁN 79 (1): JONRÓN CON LAS BASES LLENAS

    Déjame que te cuente, morena, deja que te diga la historia del Guzmán 79. Pero como tengo muchas cosas que relatar y ya aprendí que los textos de un blog no deben ser demasiado largos porque el visitante pierde la atención, se cansa y se va, pues me vas a permitir que divida mi narración en cinco partes.
    La primera es ésta. Las demás, las puedes a hallar pulsando los enlaces que aparecen al final de esta pieza. Te deseo buena lectura. Allá vamos.
 
FASTEN YOUR BELTS
    Alguien decidió premiar mi trabajo en el I Concurso Adolfo Guzmán de Música Cubana, regalándome un fasten. Así que en agosto de 1978 me vi montado en un avión rumbo a Polonia, formando parte de la delegación cubana al Festival Internacional de la Canción de Sopot integrada por cinco personas: los cantantes Nereyda Naranjo y Pablo Santamaría, Miguel Patterson, quien les dirigiría la orquesta en sus actuaciones, el Director de Música del ICRT Alberto Vera, que iba al frente del grupo y un piojo pegao que era yo.

    Mi tarea consistía en representar a TV Cubana asistiendo por las mañanas a una muestra internacional de programas de televisión que se celebraría en aquellos días en Gdansk, ciudad que está cercana al balneario de Sopot. Y por las tardes y noches, husmear por los ensayos y las funciones del festival para acumular experiencias que pudieran serme útiles.

DE LA NIÑEZ A LOS ASUNTOS
    De esta excursión a Polonia hablaré en alguna futura pieza de este blog. Ahora me refiero a ella por la vinculación que tuvo con el Guzmán 1979. Vera, Patterson y yo éramos miembros de la Comisión Organizadora del II Concurso. Y nos pasamos una parte significativa del tiempo del viaje hablando del evento pasado, de las cosas que debíamos superar y dándole vueltas a algunas ideas que se nos habían ocurrido para el próximo. Nos propusimos, como decía la canción, pasar de la niñez a los asuntos. Si el Guzmán del 78 había sido “la sorpresa”, el del 79 tenía que ser “el bombazo”.


 
Alberto Vera  //  Miguel Patterson  //  Pedraza Ginori

    A Vera le preocupaba cómo afincar la parte económica. El Guzmán debía tener su presupuesto propio y no andar pidiendo limosnas a todos los departamentos del ICRT. Era necesario que apareciera reflejado en el plan general del organismo para el año 1979.
    Patterson soñaba con más músicos sentados en los atriles y con conseguir algunos instrumentos electrónicos que dieran un toque más actual al sonido de su orquesta.
    Yo estaba obsesionado con el tema de los plazos. Para mí resultaba fundamental establecer unas fechas límite para cada tarea, de cumplimiento estricto, para acabar con el finalismo (1) que caracterizaba a todo lo que se hacía en Cuba.
    En cuanto al aspecto artístico, yo acariciaba dos empeños: el primero, aprovechar que Marta Valdés, que estaba en el altar de mis autores favoritos, había ganado el Gran Premio del Guzmán 78 para armar una gala con sus maravillosas canciones. Se lo debíamos a Marta, quien andaba desde hacía años inmersa en actividades teatrales y perdida de los medios de difusión másiva.
    El segundo, ampliar el espectro de acción directa del Guzmán a todo el territorio nacional. Guajirizarlo más, que el interior de la república estuviese más presente con autores, intérpretes y locutores que refrescaran los televisores de Cuba, que llevaban años mostrando una y otra vez los mismos rostros.
    Para ello quería introducir, junto al certamen de obras musicales, una competencia de intérpretes al estilo Eurovisión, con un representante por cada provincia cubana. Además de descubrir nuevas figuras –lo que de por sí era un objetivo importante- yo estaba convencido de que interesaría muchisimo a los televidentes si le incorporábamos a nuestro evento el aliciente de la rivalidad entre regiones, que estaba presente en el campeonato nacional de beisbol. No tuve que argumentar mucho. Mis compañeros de fasten me compraron enseguida la idea del Premio Nacional de Interpretación y a continuación comenzamos a darle taller.
    Terminado Sopot, en el avión de regreso a La Habana decidí aprovechar las muchas horas de vuelo que me tenía que meter y la presencia obligada de Patterson y Vera junto a mí, para esbozar un proyecto de planificación. Allí mismo, volando sobre el Atlántico lo discutimos, lo enriquecimos y lo aprobamos. Cuando nos bajamos en Rancho Boyeros, ya el Guzmán 79 se había puesto en marcha, ¡un año antes de su llegada al teatro Karl Marx!


CONCURSO GUZMÁN 79 (2): DE LA PAPA DE OCEGUERA A MARÍA ELENA, MEME Y FRANCO

    No es que sea obligatorio ni imprescindible, faltaría más, pero sí resulta recomendable que antes de leer esta entrada, le tiren un vistazo a la información que aparece en este enlace:


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    Del II Concurso de Música Cubana Adolfo Guzmán ICRT, celebrado en 1979, guardo algunas historias e impresiones. Ya que ha llegado el momento de hablar del Guzmán 79 en este blog, pues aprovecho para compartirlas con ustedes.
   
OCEGUERA LLEVA PAPA
    En tiempos del segundo Guzmán, el cardenense Joseíto Oceguera era probablemente el más popular cantante de la provincia matancera. Cuando compitió por nuestro Premio Nacional de Interpretación 1979, ya había cumplido 55 tacos y se había echado a la espalda muchos años de cantadera y malas noches. ¿Quién que haya disfrutado del Varadero de los años 60 no recuerda a Oceguera cantando sones y bolerones en las semioscuras pistas de baile del Kastillito, del Kawama o de La Bolera y metiéndose, a base de frases cargadas de picardía, con las parejas que bailaban?
    -- Ésta va dedicada a la trigueñita de aquella esquina y a su novio. Digo yo que es su novio porque, vamos, al ver la forma en que la está apretando...

El Kastillito de Varadero, en su época de esplendor
     A mediados de los 70, a un compositor de Jovellanos llamado Lázaro Carmona se le había ocurrido una guaracha dedicada a la papa. Y Joseíto la cogió pal trajín y la interpretaba con unas inspiraciones graciosas en las que planteaba que la papa le venía bien a casi todo, hasta al aguardiente coronilla.
    Con ella ganó en el Guzmancito que se celebró en febrero en el teatro Sauto de Matanzas y con ella se plantó en el Carlos Marx. Le bastó cantarla una vez, el sábado, para que “Para la papa” se convirtiera en un éxito tan mayúsculo como inesperado.


   El teatro, premiando su simpatía y su swing, se le entregó en aplausos y Oceguera se hizo famoso en toda Cuba de la noche a la mañana, en el sentido literal del concepto.
    Los 15 jurados provinciales le otorgaron los votos suficientes para obtener el segundo lugar de la competencia, solamente superado por un Fernandito Sánchez en plenitud de facultades.
    Durante esa misma noche y al día siguiente, la pizarra de Radio Progreso, que tenía abiertos sus teléfonos para que los oyentes eligieran al intérprete merecedor del Premio de la Popularidad, se vio inundada de llamadas a favor “del gordo de la papa”.
    En la Noche de las Premiaciones, yo lo puse a cerrar la primera parte del show. Y se repitieron los encendidos aplausos y las muestras de apoyo de la jornada anterior.

CONCURSO GUZMÁN 79 (3): DEL SUSTO DE VERA A LAS LÁGRIMAS DE ARCAÑO

    No es que sea obligatorio ni imprescindible, faltaría más, pero sí resulta recomendable que antes de leer esta entrada, le tiren un vistazo a la información que aparece en este enlace:

 
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    Del II Concurso de Música Cubana Adolfo Guzmán ICRT, celebrado en 1979, guardo algunas historias e impresiones. Ya que ha llegado el momento de hablar del Guzmán 79 en este blog, pues aprovecho para compartirlas con ustedes.

EL SUSTO DE VERA
Alberto Vera

    Como había ocurrido en 1978, el compositor Alberto Vera, responsable de la Dirección General de Música del Instituto Cubano de Radio y Televisión, fue el Presidente de la Comisión Organizadora del Guzmán 79. Y al igual que el año anterior, se volcó en los preparativos del concurso. Él y yo nos conectamos desde el primer momento; entre los dos se creó una relación de respeto y armonía que funcionó muy bien.
    Unos días antes de comenzar los espectáculos en el teatro, Vera sufrió un infarto cardíaco y, al ser hospitalizado, tuvo que perderse este segundo Guzmán.
    Me pareció una jugarreta de la casualidad que uno de las personas que más habían trabajado por el evento, no pudiera estar presente en la etapa final, ni siquiera como televidente ya que sus médicos le habían prohibido emocionarse.
    Este susto que el corazón le dio, le inspiró para crear una de sus canciones más conocidas: “Lo que me queda por vivir”.

    Afortunadamente, a Vera no le tocaba aún irse del parque. En los meses que siguieron se repuso y pudo meterle mano al Guzmán que hicimos en 1980.

LO INSÓLITO: 
LAS GUAGUAS ESPERANDO POR LA GENTE
    Nota publicada en Juventud Rebelde el 8 de agosto de 1979:

    "Con el fin de facilitar la transportación del público asistente a los espectáculos del Concurso Adolfo Guzmán 79 en el teatro Carlos Marx, la Empresa de Omnibus Urbanos de Ciudad de La Habana reforzará el servicio del 9 al 12 de agosto a partir de las 6:00 p.m. de las rutas 20, 57, 81, 82, 98, 110 y 132.
    Asimismo, a la terminación de cada función, se dará un servicio adicional con los ómnibus de las rutas 20, 37, 68 y 82".

 

    Resultaba un espectáculo tan extraordinario como el mismo Guzmán, salir del teatro a la una de la madrugada y encontrarse los alrededores del Karl Marx repletos de autobuses parqueados que esperaban para llevarse de allí al público. Daba gusto ver a los pájaros tirándole a la escopeta.
    El que esto ocurriera no por causa de un evento político o deportivo sino de uno musical, era el mejor ejemplo de que algo estaba pasando, de la relevancia que había adquirido lo que estábamos haciendo.

CONCURSO GUZMÁN 79 (4): LO QUE DIJO LA PRENSA


    El I Concurso de Música Cubana Adolfo Guzmán ICRT, celebrado en 1978, había resultado un evento sorprendente por lo inesperado y dejó una sensación agradable en la población. Su éxito trajo tres grandes consecuencias:
    La primera fue la gran responsabilidad que cayó sobre los hombros de quienes formábamos parte de la Comisión Organizadora del Guzmán 79. Estábamos obligados a superarnos.
    La segunda, muy buena para nuestra gestión, que esta vez nos íbamos a encontrar abiertas muchas puertas de empresas, instituciones y particulares.
      La tercera, que existía un gran expectación de la gente en la calle. Era evidente que, desde que publicamos la convocatoria, nos convertimos en un generador de noticias; todo el mundo quería saber qué estábamos preparando, de qué iba la cosa.

    Además de las emisoras de radio y televisión que, por pertenecer al patio del ICRT, divulgaron la información que nos interesaba, tengo que señalar la gran ayuda que nos prestaron los órganos de prensa de todo el país. Su colaboración fue más allá del cumplimiento de una orientación bajada de las alturas. Los periodistas, no pocas veces por iniciativa personal, jugaron un papel muy significativo en la campaña de comunicación del segundo concurso.
    Éstos que les voy a incluir a continuación son algunos ejemplos de la amplia repercusión del Guzmán de 1979 en los medios escritos antes, durante y después de las jornadas celebradas del 9 al 12 de agosto en el teatro de Primera y 10, Miramar.

    Aclarar quiero que los textos que aparecen en negritas son copia fiel de los artículos y crónicas que se citan.

CONCURSO GUZMÁN 79 (5): LOS QUE ME PUSIERON A PARIR

INTRODUCCIÓN
    Ésta es la quinta y última entrega de mis memorias sobre el II Concurso Adolfo Guzmán de Música Cubana ICRT. En ella, me referiré a la actitud que tomaron ante dicho evento algunas personas vinculadas al Movimiento de la Nueva Trova o simpatizantes del mismo.
    En la próxima pieza de este blog abordaré con más amplitud aspectos de lo que fueron mis relaciones, no siempre fáciles, con dicho movimiento y la gente que se movía en su entorno.

    Para comenzar la presente pieza, me parece relevante que se sepa que en las dos primeras ediciones del concurso, de las que fui director general, participaron los siguientes integrantes del MNT:

Guzmán 78
Eduardo Ramos (integrante del jurado)
 Tony Pinelli (autor de obra finalista)
  Lázaro García (autor de obra finalista)
   Martín Rojas (autor de obra finalista)
    Jesús del Valle “Tatica” (intérprete de obra finalista)
     Freddy Laborí “Chispa” (intérprete de obra finalista)
      Cuarteto Los Cañas (intérprete invitado)
       Miriam Ramos (intérprete invitada)
        Alejandro García ‘Virulo’ (intérprete invitado)
         Grupo Síntesis (intérprete invitado)

Guzmán 1979
Eduardo Ramos (integrante del jurado)

 Ramiro Gutiérrez (autor de obra finalista)
  Rodolfo de la Fuente (autor de obra finalista)
   Lourdes Caro (autora de obra finalista)
    Lázaro García (autor de obra finalista).
     Grupo Manguaré (intérprete de obra finalista)

      Dúo Escambray (representantes de la provincia Cienfuegos en el PNI)
       Gustavo F. Remedios (representante de Isla de la Juventud en el PNI)
        Miriam Ramos (artista invitada)
         Amaury Pérez Vidal (intérprete invitado)
          Sara González (intérprete invitada)
           Silvio Rodríguez (intérprete invitado)
Nota:
    Pablo Milanés fue invitado a cantar en el Guzmán 79 y no aceptó.


    La relación anterior revela que ni el concurso ni yo teníamos prejuicios o animadversión contra el Movimiento de la Nueva Trova. Tanto en el 78 como en el 79, los encargados de elegir las obras finalistas actuaron sin presiones y seleccionaron, de entre las enviadas, aquellas que consideraron con calidad suficiente para competir. A éstas, la Comisión Organizadora les adjudicó los mejores cantantes y orquestadores posibles. En ningún momento se tuvo en cuenta si sus autores o intérpretes pertenecían o no al MNT.

    En lo personal, algunos de los que pasaron por el escenario del Carlos Marx me caían como una patada en los huevos. Desde el punto de vista musical, había intérpretes que no me daban ni frío ni calor pero tenían una valía demostrada y un público significativo que les seguía. Y estos dos últimos aspectos fueron factores determinantes para que yo los eligiera a la hora de configurar los elencos. Yo era un profesional y como tal, programé a los artistas de las galas y a los invitados atendiendo a los resultados artísticos que yo pretendía alcanzar y no a mis gustos o afinidades.


    Establecido lo anterior, pasemos al meollo de esta crónica.