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sábado, 3 de mayo de 2014

JUAN FORMELL, LA DEUDA QUE NUNCA SE PAGARÁ

Juan Formell
    Con Juan Formell Cortina los cubanos contrajimos una deuda imposible de pagar. Cuántas veces, durante los años duros de nuestra sufrida isla, su música nos alivió las penas y nos conservó la alegría que se nos escapaba de las manos. Cuantas veces, en el exilio, nos hizo sentir que la patria entraba por las frías ventanas.
    No fue sólo uno de los más grandes músicos que ha dado Cuba y de resaltarlo se encargarán desde los musicólogos hasta los bailadores. Es que fue, además, mi amigo y compañero de mil programas y espectáculos.
    Como director todo lo que me dio fueron satisfacciones, grandes momentos, la seguridad de que con Los Van Van el show siempre se levantaba. Y jamás un problema o una malacrianza. Y siempre el mayor respeto por el trabajo y la palabra fácil y una sonrisa para quienes tuvimos la suerte de estar a su lado. Quienes no le conocieron personalmente, no saben la personalidad que se perdieron.
    La última vez que nos vimos fue en 1998, en Santiago de Compostela. Al descubrirme en el público que llenaba la Plaza de Quintana, agarró el micrófono y tuvo la gentileza de decirle a la multitud que yo también era un    van van. Me otorgó el mejor reconocimiento que me han dado en la vida.
    Esta mañana del 2 de mayo de 2014, al enterarme de que mi amigo se ha ido, no he podido evitar, no he querido evitar las lágrimas. Estoy triste, muy triste. Y quiero que se sepa.

    Como un homenaje a Juan, reproduzco aquí un material que puede resultar interesante para los vanvaneros de todo el mundo y en especial para quienes, el día de mañana, estudien su obra.
    Fue escrito en 1969, antes de la creación de Los Van Van, cuando aún Formell formaba parte de la orquesta Revé, agrupación que gracias a su aporte creativo estaba rompiendo moldes y abriendo los caminos por donde transitaría en los siguientes años la música popular bailable de Cuba.

EL SON SE VISTE DE NUEVO
por Pedraza Ginori
Fotos: Miguel Durán
Reportaje sobre Juan Formell y la Orquesta Revé
publicado en el número de agosto de 1969
de la revista Cuba

EL SACO DE MÚSICA
     De pronto Juan Formell, aquel muchacho que hasta ayer tocaba el bajo en la orquesta del hotel Habana Libre, se apareció con un saco de música, lo abrió y empezó a repartir. Y como lo que trajo fue todo bueno, la gente se entusiasmó.

    Los locutores de radio decían que “El martes” era de Formell y “La flaca” y “Changüí Shake” y “Te lo gastaste todo” y “El jueves”.
    Elena Burke –que ya era muy grande y no le tiraba a las bolas malas- cantó “Yo soy tu luz”, “De mis recuerdos”, “Lo material” y no sólo eso sino que puso a todo este país a cantar “Ya lo sé, yayayaya, ya lo sé…”.
    Los que andaban detrás de
Los Brincos, Los Bravos y aquel de más allá, se olvidaron de eso cuando llegó Revé, la orquesta Revé, tocando en vivo –caliente- aquello que Formell había inventado: el changüí, el ye.ye, el son y el shake metidos en una batidora en forma de charanga típica cubana. Algo que no se le había ocurrido ni al que asó la manteca.


HAY QUE HACER OTRO DICCIONARIO
    Este guantanamero cuarentón de espejuelos gruesos y pelo corto, el tocador de paila más inquieto que hay, Elio Revé, se encontró allá por su tierra un ritmo que “fue el primer son que hubo en Cuba” y no quiso tocarlo como era –con marimba, guayo, tres o cuatro, bongoes y botijuela. En 1956 organizó una típica y se hizo cargo del changüí.
    En la página 382 del diccionario aparece la palabra changüí, que quiere decir “engaño y en Cuba cierto baile de gentuza”. Fíjate que troque porque aquí tenemos un baile que se llama changüí pero no tenemos gentuza. Hay que hacer otro diccionario.
    Y tocó en los bailes, grabó algunos discos e iba tirando hasta que se encontró con Juan Formell y se pusieron a conversar.

LA ONDA CASI INEXPLICABLE
    -- ¿Cómo es la onda, Formell?
    -- Ni yo mismo la puedo explicar muy bien. Más o menos coger el son de Oriente e irle añadiendo los acordes, los “rayaos”, las formas de la música pop (que en Cuba llaman “moderna”). Elaborar todo un material que teníamos a mano –lo cubano y las corrientes que nos llegan del extranjero- hasta lograr un nuevo timbre, un nuevo producto: changüí 68.
    -- ¿Y la de Revé sigue siendo una orquesta típica?
    -- Sí, porque no hemos perdido la formación tradicional de cello, violines, flauta y ritmo que ha caracterizado a la charanga. Le hemos agregado guitarras eléctricas y amplificadores a la cuerda, pero la base es la misma.

ENTREVISTA FORMAL CON FORMELL
    -- ¿Tu primer contacto con la música?
   -- Hace 26 años, el día en que nací. Mi padre, Francisco, tocaba flauta y piano, arreglaba y componía. De niño siempre estuve oyendo hablar de música. Un día cogí una guitarra y desde entonces no la he soltado. En el Instituto del Vedado teníamos un grupo. Mi padre me vio cierta aptitud, me dio solfeo y teoría. Dejé el bachillerarto en cuarto año para dedicarme al contrabajo.
    -- ¿Qué hiciste con aquel instrumento tan grandote?
    -- Me iba a tocar en los bailes de la playa de Marianao, con el sexteto. Un conjunto que ni nombre tenía: Arquímedes en la trompeta, Bebo el tresero, El Moro con el cencerro… Música de oído, sin papeles. Así me hice los callos para el futuro porque no había pìano, la base era el contrabajo y tenía que tocar como loco aquellos montunos que no se acababan nunca.
    -- ¿Cómo tú recuerdas eso?
    -- Fue una de las experiencias más útiles de mi vida. Me puse cara a cara con algo muy serio: la música cubana, el son.
    -- Y tu padre, ¿qué decía de aquello?
   -- Me lo permitía siempre que no afectara mis estudios de música. A su rectitud le debo mucho. A veces yo tocaba hasta las cuatro de la madrugada y a las ocho tenía que estar en pie para la clase con él.
    -- Las siguientes aventuras…
    -- Ya en el 59 sabía lo suficiente para ganar una plaza de contrabajista en la Banda de la Policía Nacional Revolucionaria. Dos años después pasé a la Banda del Ejército de Occidente ¡tocando tambor mayor!
    -- ¿Dejaste el bajo?
    -- No del todo. Hacía suplencias en cabarets. Aquí viene una etapa difícil porque, mira, andaba superdespistado. Sin inquietudes, ni aspiraciones, de aquí para allá. Trabajaba como un medio de subsistencia, en fin, estaba achantado.
    -- ¿Cómo saliste de ese tiempo muerto?
     -- Me puse a pensar, yo era joven… Afortunadamente reaccioné. Empecé a componer, a estudiar armonía con mi padre, me casé con Natty, dejé el tambor mayor y cogí en serio mi carrera. Trabajé con los grupos de Rubalcaba y Peruchín, con la orquesta de Faxas en el Habana Libre…
    -
- En algún momento has dicho “empecé a componer”.
    -- A partir de 1964 hice una serie de números que los mantenía en celo, no se los enseñaba a ningún cantante.
    -- ¿Cómo ingresaste en el grupo de Revé?
    -- Revé me había invitado a trabajar. Di el salto. Ellos tocaban changüí, un poco estilizado pero en fin a la manera tradicional. Por sentirme cómodo escribí “¿Qué volá? ¿Qué volón?” y me aparecí con él a un ensayo. Sin ninguna idea, sólo empezar a probar.
Elio Revé y Juan Formell en la época de este reportaje
DE ELIO, LELE, ALDO, SEIVES Y PUPY
    -- Al ingresar Formell en la orquesta ya hubo un cambio porque él traía la guitarra bajo -cuenta Revé-. Los primeros arreglos del changüí 68 los ensayábamos mientras hacíamos una gira por los campamentos agrícolas, en la zona de Bayamo. Para montar el nuevo repertorio ensayamos cuatro meses, día y noche, era como una fiebre. En ese tiempo fuimos trayendo alguna gente nueva como el guitarrista José Luis, Yulo, El Lele…

    El Lele confiesa que a él no le gustaban las típicas. “Yo cantaba con el cuarteto Los Primos. Formell, para embullarme, me tocó como quince números que pensaban montar y ahí mismo dije ¡esto es un fenómeno!, se pueden hacer mil moñas con las voces”.
    -- Explícanos eso de las moñas y las voces.
    -- En las demás charangas se canta al unísono, cuando más a dos voces. Nosotros estamos trabajando a tres voces con la fuerza en la tercera, no en la prima.
    -- ¿Y eso no representa una complicación para ustedes?
    -- Sí, pero no importa. Sale mejor. Nos gusta más – responde Aldo Lamas, otro de los cantantes, habanero de La Víbora, que el Día de las Madres se puso nervioso cuando decenas de miles de personas ovacionaron a la orquesta en la Ciudad Deportiva de Santiago de Cuba.

    Alguien de Guantánamo le dijo a Seives Vaillant que por allá no quieren fiestas si no toca la orquesta Revé.
    -- Vaillant, ¿qué número prefieres cantar?
    -- “Te besé”, pero el bailador no está conforme hasta que tocamos “La flaca” y “¿Qué volá? ¿Qué volón?”.
    -- ¿Y eso qué quiere decir?
    -- ¿Qué esta pasando? Se usa como saludo –explica Pupy Pedroso--. Yo era el que hacía las instrumentaciones de la orquesta pero cuando oí el “¿Qué volá?...” me quité el sombrero delante de Juan Formell, que era el que traía la verdad en la mano.
    Además de piano, Pupy utiliza el clavicémbalo, el órgano y la organeta para buscar nuevos timbres.
    -- Y de paso eliminamos la banqueta. Ta’ bueno ya de tocar sentado.

VIOLINES, FLAUTA, CELLO Y CANET
    El trío de violines –Miró, Leyva y Jesús- señala que “el trabajo de la cuerda es más bien ritmático. Hacemos combinaciones con la guitarra, con el ritmo. Formell deja el trabajo armónico acompañante para algunos números menos movidos”.
Orlando Canto "El viejo espigón"

    La flauta ahora “descarga sólo seis u ocho compases en los montunos” y no eternamente como antes. Orlando Canto piensa sustituir su flauta de cinco llaves por una “sistema” cuyo sonido es más pastoso, tiene más posibilidades.
    Luis Marsillí es un joven serio que hace cosas tan serias como tocar el violoncello, estudiar armonía y francés. Cuando toca changüí 68, Marsillí hace cosas tan poco serias como subirse a una silla y bailar con su cello.

    Juan Canet es el que menos problemas tiene en la orquesta. Toca el güiro.
    -- Mi instrumento es el que menos pesa y no hay que afinarlo. Pero eso sí: sin güiro no hay ritmo bien hecho. Cuidao con eso.

SE ACABÓ LA JARANA
    -- Y ¿qué volá, Formell?
    -- Antes de todo esto, durante la Jornada de Girón del año pasado, hicimos una gira por Oriente. Caímos en un campamento donde estaban 800 universitarios. El estudiante tiene, de por sí, la chispa más adelantada. Desde que nos vieron formaron el bonche. Pedían “Pastilla de menta”, “La soga”, en fin, cosas que estaban de moda pero que sabían que no entraban en la onda de las típicas. Nos cogieron pal trajín. Yo me molesté bastante. Pero uno nunca puede perder la tabla con el público. 
    Tras los dos primeros números la situación se puso tensa. Aquella masa de jóvenes no tenía nada que ver con nosotros. Entonces, para ver lo que pasaba, tocamos “¿Qué volá?...”, que era lo que nos quedaba. Y se trocaron. Cuando oyeron aquello se acabó la jarana. Se pusieron a bailar y a aplaudir. Inclusive algunos se acercaron para pedirnos excusas. Pero no había nada que perdonarles y sí que agradecerles. Aquel día comprendí que había que trabajar en la nueva onda, que éramos los dueños de la bola de humo.
    -- ¿Cómo baila la gente cuando ustedes tocan?
    -- Es curioso. Cada cual hace lo que le parece. Los mayores bailan son y los muchachos incorporan los movimientos de los bailes modernos a nuestro ritmo.

EL COMPAÑERO YULO NOS HABLA DEL COCOYÉ
    El responsable del Departamento de Tumbadoras, compañero Yulo Cárdenas, ha creado varios golpes nuevos para ir rompiendo el estilo marcha –o sea toque contínuo- y “así poner mi granito de arena”.
    -- Yulo, ¿qué es lo mas grande que le ha pasado a la orquesta?
    -- Ah, la noche que estábamos tocando en la calle Martí de Santiago de Cuba y pasó la comparsa de El Cocoyé. Por donde pasa la conga, todo se queda vacío y allí fue al revés. Muchos que venían arrollando se quedaron bailando con nosotros.

Juan Formell, a la izquierda, tocando la guitarra bajo en la orquesta Revé (1969)
FORMELL: TEMA Y VARIACIONES
    -- Y tú, Formell, ¿qué momentos recuerdas?
    -- Muchos. En todas partes nos reciben muy bien. No sé qué decirte. Quizás las fiestas de diciembre de Santa Úrsula en Santiago, la noche de fin de año en Guantánamo tocando para que bailaran seis cuadras de personas, los Jardines Mambí de Tropicana, el concierto del teatro Amadeo Roldán junto a Elena Burke. 
    -- ¿Y Elena?
    -- Yo la conocía hacía mucho tiempo pero siempre guardando esa distancia que hay. Ella como estrella indiscutible que es y uno como músico, allá en la orquesta. Un día no sé qué cosa me dio y le canté “Pero qué será de mí”, que fue el primer número mío que interpretó. A partir de ahí comenzó una relación de trabajo con ella: “Yo soy tu luz”, “De mis recuerdos”, “Ya lo sé” que formó un gran alboroto… Recientemente montó “Optimismo”, “Diálogo” (que hacemos a dúo), “Lo material”, “Tu recuerdo” y “Chalacunchacha”.
    -- ¿Cómo nació el cantante Juan Formell?
    -- Ni sé. Una noche canté con la guitarra en el programa de televisión de la orquesta (Tele-Revista) y otra noche en otro programa. Me pusieron por Radio Cordón de La Habana y parece que la cosa camina. Vamos a ver.
    -- Ha habido una evolución en el contenido de las letras de tus números.
    -- Al principio no le daba mucha importancia a las letras. Era más músico que otra cosa. Pero ya no. Ha sido un proceso consciente. Me interesa decir una serie de cosas.
    -- Pero “La flaca”…

Yo tengo una novia que empezó a comer mucho,
¡uy, uy, ¡cómo engordó!, se puso gorda.
Y si no estás de acuerdo en bajar de peso,
entérate bien, entérate bien,
que lo quiero es una flaca.
Estribillo:
Flaca, yo quiero una flaca.
    -- Es que también me interesa decir eso.
    -- ¿Qué estas escribiendo en estos días?
   -- Un número con tres melodías totalmente distintas: “La historia de Estela”. Además “La campana del amor” y “No cojas lucha”, éste último basado en una frase oriental que significa “no te disgustes”.
    -- ¿Qué proyectos tienes dando vueltas?
    -- Sentarme a trabajar con calma, con una calma enorme. Aunque sin soltar la guitarra bajo de la orquesta Revé. Ponerme a estudiar armonía con el Maestro Félix Guerrero. Cantar. Escribir música para comedias musicales. Seguir con eso de los conversatorios…
    -- ¿…?
    -- Es un plan que hay. Fui a la Isla de la Juventud hace poco. Llegaba con la guitarra a los campamentos, cantaba algunos números y conversaba con los trabajadores. Estoy sorprendido de su preocupación por la música.

CODA CON AGÜÉ
    Los discos de la orquesta andan ya por México, España, Francia y los países socialistas. Próximamente se estrenará el documental que les filman. Todos están trabajando mucho. A los cubanos nos ha dado por ellos y les traemos de un lado a otro. “Hemos tenido que poner los ensayos a las ocho de la mañana”. Ahora montan números nuevos, repertorio con vista al recorrido que iniciarán a mediados de año y abarcará toda Cuba.

-- Tenemos mucho interés en actuar para los compañeros de la Columna Juvenil del Centenario, de las universidades, de los campamentos de macheteros. Ésa es la gente que se lo merece todo -afirma Revé.

    -- Una última pregunta: ¿qué quiere decir agüé?
   -- Es algo que gritamos dentro de los números, para darnos ánimo… no tiene explicación… yo diría que… mira, mejor déjalo así.
 
Pues entonces, agüé y fin.


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    Hasta aquí el reportaje que publiqué en la revista Cuba.
    Para terminar esta pieza quiero traer los sentimientos que el fallecimiento de Juan Formell despertó en mi amigo René Espí Valero, a quien respeto por el trabajo que hace en el rescate y difusión de la música cubana de décadas anteriores.
   René escribió el 2 de mayo, en su cuenta de Facebook estas palabras, que a mi me parecen un poema:


    Sigue viaje el filinero, el charanguero mayor, 
    el heredero y cultor del sabor añejo 
de aquel veterano compositor que fuera Francisco.
    El frustrado cancionero,
 felizmente reconvertido en alquimista 
y timón supremo del tren vanvanero, 
emprende doble travesía: 
la del luminoso misterio 
y la que lo convierte en semilla de pueblo para siempre.
    La música popular cubana, 
esa suerte de madre generosa 
que contra viento y marea guarda en su corazón resonante 
la esencia y espíritu de sus hijos, 
dentro y fuera de la isla, 
agradece, hoy más que nunca, su obra.
    ¿Quién dijo que Formell ha muerto? 
Que siga el tren vanvanero.

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ÉSTOS SON SUS ENLACES:

El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 78, LA SORPRESA

El Blog de Pedraza Ginori > JARANEANDO (4)

El Blog de Pedraza Ginori > CONCURSO GUZMÁN 79 (1): JONRÓN CON LAS BASES LLENAS

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1 comentario:

  1. Buenos días (o lo que sea disfrute al leer este comentario), señor; mis respetos.
    Muchas gracias por publicar este trabajo tan maravilloso y esclarecedor. Sí, por favor, no lo tome como atrevimiento…, es que siempre he manejado “la teoría” de que había cierta relación entre todo lo que se dilucida aquí con tanta naturalidad, sus nexos. Es una pena no haber leído entonces este reportaje, sólo tenía cinco años, imposible; aun así habría estado bien, haberle encontrado ya siendo adolescente. Igualmente, gracias a la música que escuchaban mis padres, y la que por desgracia me llegó tarde y a destiempo…, he podido imaginar algo parecido. No sé, puede que no haya que profundizar tanto y mejor dejarlo todo a la imaginación; a veces ella da pie a que mejoremos o manipulemos ingenuamente todo, dándole otro color… Muchos amigos y conocidos creen que me he inventado que en casa, de muy niño escuchaba un LP de “Mirtha y Raúl” LDA 3328. Areito (aun conservo esa copia- que creí estaba muy rayada y sólo salta un segundo en un tema- y tengo otra muy nueva que me regaló una gran amiga); que igual mi madre protestaba porque le gastaba el dinero poniendo en las “victrolas” “La compota de palo” de “Los Van Van”, si íbamos por ahí… En fin, perdone por la extensión… Entre los discos que había en casa de mis padres (pasados por el maravilloso “Silvertone” mono, a válvulas), sobre todo en la gran mayoría que he podido recuperar, hay, por lo menos yo denoto esa sana relación que aquí se desglosa tan claramente. Para usted es, era obvio, pero para mí no… Siempre he creído que gracias a los Festivales de Varadero (menos aquella deriva… que generó la visita de Oscar de León, ese entusiasta carismático y genial de la música cubana); al programa “Nocturno” de Radio Progreso; al espíritu natural- universal de esa época, sus luces y sombras, se pudo llegar a generar esa motivación en los creadores. No sé…, de verdad que me pierdo y sólo me parece que digo tonterías… (o, no), pero lo que vale de todo esto es que a día de hoy (01/02/2015, en Granada, España; en nuestra otra residencia), luego de escuchar tan conscientemente otra copia de la discografía de mis padres, una selección de “Música de Cuba” LPA 3300 Areito y disfrutar del “El Chala Con Cha Cha” y “Fifi, Tete y Popo”, entre otras tantas maravillas (Beatriz Márquez. “Eres tú la ilusión”; de la que ya también, por cierto, he conseguido su LP relativo- LDA 3330. Areito, una joya; otra), disfruto como "aquel niño" otra vez, pero hoy más informado, con "más hierros", cómo diría otro amigo.
    Honestamente a mí de “Los Van Van”, sólo me inspiran sus primeros cuatro o cinco LPs. Claro que tengo esa música (otras muchas) “en su colmo digital”, pero aun hoy sigo buscando sus EPs iniciales (el disco recopilatorio de ellos, el primero, si no es una leyenda que existió) y su segundo, que sólo tengo que decidir adquirirlo… (cuando no sienta vergüenza por acumular tanto y "malgastar") Pero esta etapa del “Changüi 68” y Formell en "los predios Revé", es curiosísima, más allá de las evidencias sonoras impactantes y perfectas, como génesis de "la fórmula... Van Van- Songo". Ojalá, la próxima vez que vaya a ver a Rafa, en Neptuno, o en su nuevo local soñado…, y le pregunté si tiene algo de ellos, me diga que sí, como siempre. Él todo lo tiene y lo conserva (en varios ejemplares), además es un gran tipo, tiene precios muy, pero que muy modestos y asumibles.
    Ya concluyo, perdone otra vez; muchísimas gracias por compartir esta maravilla de material y sus fotografías relativas. Me ha hecho tremenda ilusión entender un poco más, o encontrar razones para seguir soñando. Gracias.

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