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domingo, 20 de octubre de 2013

¡GUAPO AHÍ, MIGUEL GINARTE!

    "Hay hombres que luchan un día y son buenos.
    Hay otros que luchan un año y son mejores.
    Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos.
    Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles".
                                                                           Bertolt Brecht



    Lo primero que supe de él fue que era un guajiro que se dedicaba a surtir de caballos y otros animales a los programas de televisión. Si un director o productor necesitaba una vaca, rellenaba una solicitud, la entregaba en el Departamento de Facilidades y se despreocupaba. Miguel Ginarte se encargaba de que el día tal, en el estudio tal, estuviera la res dispuesta para “ensayar” a la hora tal y “actuar” a la hora tal.
    En una institución como Televisión Cubana, en que nada era seguro, Miguel lo era. En mis treinta años de trabajo allí, no sufrí un problema provocado por algún animal que no llegó en forma y a tiempo. Mi experiencia era idéntica a la de otros compañeros directores y productores. Yo no fui de los que necesitaban muchos animales en mis programas pero jamás escuché a alguien decir que Ginarte le fallara. Ya podían los guionistas de "Aventuras" imaginar una gran batalla campal entre mambises y españoles porque tenían la seguridad de que las respectivas caballerías estarían listas a la hora de grabar.

    Con el tiempo, fui aprendiendo que Miguel no sólo era el que suministraba animales. En la finca de Miguel, de Siboney y Pabexpo para dentro doblando a la derecha, existía todo un centro de servicios para la producción. Se impartían clases de equitación a los actores, actrices y extras, se filmaban las escenas que se desarrollaban en el campo, existían viveros en los que crecían varios tipos de árboles y plantas, un laguito en el que nadaban las aves y se guardaban carruajes, sillas de montar, accesorios y mil y un trastos supuestamente inservibles que él había ido recogiendo de aquí y de allá para resolver problemas en los programas de la tele, películas del ICAIC y eventos de Cultura y otros organismos que atendían él y sus muchachos.
    Aquellos terrenos (dos kilómetros de largo por medio de ancho) que él administraba y cuidaba con esmero, también servían para el esparcimiento y disfrute de mucha gente. Aunque nunca caí por allí, era vox populi que dirigentes, militares, funcionarios del ICRT y sujetos de las alturas se pasaban por la finca –no pocas veces acompañados de hijos, esposas y amigos- a cabalgar gratis sobre las bestias de Miguel. Las mismas que él cepillaba, bañaba, alimentaba, curaba y cuidaba cuando ellos, los aprovechados, se marchaban.
    Siempre he pensado que atender a esta pandilla, resultaba una penitencia que él soportaba estoicamente, como una actividad de relaciones públicas con el poder, absolutamente imprescindible en Cuba para mantener funcionando aquel sitio.


LAS MATAS EN EL GUZMÁN
    El Concurso Adolfo Guzmán me dio muchos dolores de cabeza pero, sobre todo, algunos impagables momentos de felicidad. Uno de estos últimos fue cuando, agobiado en un ensayo por los contratiempos que generaba un macroevento como aquel, vi entrar a Miguel y sus auxiliares por la puerta del teatro Carlos Marx con cientos de plantas y arbustos, matas que, debidamente colocadas como complementos de la escenografía, dieron un toque mágico a un montón de tarimas inanimadas y las convirtieron en un maravilloso jardín lleno de vida. Un momento especial fue cuando se volvió hacia mí y me preguntó, sonriendo:
    -- ¿Quieres que te traiga más?
    Sentí que en aquella batalla guzmánica y agónica que estábamos librando unos pocos contra los burócratas –que a todo respondían con un “no se puede”- y los intrigantes –que deseaban que aquel espectáculo, para ellos “derroche de faranduleo”, saliera mal-, había alguien que se había puesto de mi parte. Recuerdo que fui en busca de Miguel y se lo dije. Pero creo que no alcanzó a comprender en su magnitud mis palabras de agradecimiento. Debe haberme visto como un director más que, al igual que muchos otros, necesitaba su ayuda y él simplemente había hecho lo que hacía cada día: colaborar para que las cosas salieran lo mejor posible. Así era de sencillo este tipo increíble, generoso y noble que se llama Miguel Ginarte.


 EL QUE NO SABE DECIR NO
    En la década de los 80, se hizo frecuente la participación de Miguel en mis programas, especialmente en Joven Joven. Me caía muy bien aquel tipo trabajador y cumplidor que desconocía la palabra “no” y establecimos una especie de buena relación. Pero, aunque yo padecía de aquel influjo positivo que Ginarte producía en cuanta persona se acercaba a él, de ese buen rollo que irradiaba y que provocó que todos en el ICRT le tuvieran en alta estima, en realidad no éramos amigos en el sentido profundo que esa palabra tiene para mí. Y es que existían muchas cosas que nos separaban.

ANVERSO Y REVERSO
    Miguel era conocido como “El Mulo”, un hombre hecho a golpes de la vida, nacido y criado en el campo de Oriente, jinete desde siempre, amigo de los animales y del aire libre, gitano por naturaleza, que no tuvo la instrucción adecuada. Con un historial de servicio en el Ejército Rebelde y en la guerra de Etiopía. De aspecto rudo, fuerte, acostumbrado a dormir donde le cogía la noche, a vivir bajo el sol y el sereno y a andar por la tierra sin que el fango le incomodara. Un tipo a quien nadie le había enseñado a ser desprendido y buena gente porque eso lo traía en sus genes desde que nació.
    Yo era todo lo contrario. Un niñato debilucho de mamá, nacido a cuatro cuadras del verde pero enfermo al pavimento, criado entre tías solteronas, que fue religiosamente a la escuela, tímido y semicomemierda, al que le gustaba más leer un periódico que ir a bañarse en el río Sagua. Que jamás se cogió una chiva, como hacían los demás chicos, porque le daba asco. Un blandengue que caminaba por la acera de la sombra, que en la playa andaba cerca de la orilla porque no sabía nadar y al que siempre, en los juegos de pelota, un compañero lo sacaba del home después de los primeros dos strikes para batearle la última. Un pichón de intelectualoide que creció yendo y viniendo al instituto hasta hacerse bachiller en ciencias, viendo cuanta película podía y soñando con irse a La Habana a trabajar en la publicidad porque ésa era la llave que le abriría la entrada de su sueño: la televisión.
    Como se ve, no podíamos ser más dispares.

LA PRIMERA ESCAPADA
    En 1989, una noche de sábado a eso de las doce, al finalizar la función de teatro que estaba dirigiendo, llegué al piso donde vivía en la calle 13. Estaba cansado y con ganas de acostarme a dormir. Pero no pude hacerlo. Mi esposa me recibió, muy perturbada:
    --  Ay, Yin, el niño se fue.
    --  ¿Cómo que se fue?
    --  Sí. Hace un rato cogió la puerta, dijo que se iba y no ha regresado.
    Salí a buscar a mi hijo de diez años con el desespero y la incertidumbre que le entran a uno ante situaciones como ésa. Tras peinar gran parte del Vedado sin hallarle, regresé a casa dispuesto a comunicar con la policía. Pero no fue necesario; los agentes ya habían llamado para informarnos que habían encontrado al niño, vestido con un pijama, vagando por la calle 26, en las cercanías del Zoológico, y le habían conducido a la estación. Al interrogarle les había dado mi número de teléfono. Al poco rato, ellos mismos me lo trajeron a casa en una perseguidora.

    Ésa fue la primera de sus muchas escapadas. Aquella madrugada inolvidable fue el momento en que mi vida comenzó a cambiar completamente para peor y me fui convirtiendo mes a mes en un padre angustiado y atormentado, inmerso en un difícil proceso para el que yo no estaba en absoluto preparado: encarrilar de nuevo a un hijo que, ante tus ojos, se va desviando y descarriando barranca abajo y sin freno.

EL VIA CRUCIS
    Mis amigos y compañeros de entonces conocen bien esta historia que al principio fue hasta divertida para algunos que comentaban las “barbaridades” que hacía el chama de Ginori, las anécdotas que de él se contaban y las travesuras y fechorías que se le ocurrían al muy cabrón.

    No voy a entrar en detalles, no es necesario. Sólo diré que solamente quien haya atravesado ese vía crucis familiar podrá comprender a qué me estoy refiriendo. Ni los especialistas de la Clínica del Adolescente de Miramar (reputados como los mejores en sicología infantil de Cuba), ni las maestras, ni la abuela ni su madre que se desvivían por él, ni la policía que tantas veces le amonestó y arrestó, ni yo a quien no obedecía en absoluto, nadie pudo enderezarlo. Sin respeto a las más elementales normas de convivencia, sin estudiar, sin interesarse por algo apropiado o provechoso, amenazando, robando, liderando a lo peorcito de las malas compañías del Vedado, totalmente por la libre y fuera de control en esa difícil etapa de la vida que es la adolescencia, el único destino que le veíamos todos era la delincuencia y la cárcel.
    Así llegamos a 1991. En lo social, yo vivía aquel infierno de carencias y dificultades llamado Período Especial, desencantado de una revolución en la que había creído, sobreviviendo como se podía y viendo como las puertas de mi carrera profesional se iban cerrando en un país en que todo se desmoronaba. En lo personal, ya había tocado fondo el problema de mi hijo enfermo de rebeldía y me sentía ahogado por un cúmulo de circunstancias que yo era incapaz de modificar y con los nervios destrozados por aquella situación que tanto daño nos hacía a él y a nosotros, sus familiares.

ATERRILLADO
    Un día hizo una trastada gorda y se la comenté a alguien cercano del ICRT. Esta persona, viéndome aterrillado, me habló de Ginarte y me descubrió la faceta más brillante de la personalidad de él, que yo desconocía por completo.
    Resulta que Miguel llevaba años acogiendo en su finca a chicos desordenados, que arrastraban serios problemas sicológicos y de conducta. Algunos habían delinquido y, tratando de darles una oportunidad de rectificar, habían sido llevados hasta Miguel por las instancias del Ministerio del Interior.
    --  Son esos muchachos que cuidan a los animales y los llevan a la televisión y a los rodajes de cine –me dijo Miguel, sentado en su pobre cabaña oficina, con diplomas y premios en las paredes-. Conmigo, le van cogiendo el gusto a trabajar, a responsabilizarse y a portarse bien. Se van reformando, aunque, ojo, esto no es un reformatorio. Aquí no se castiga a nadie. Ni una cárcel, el que no quiera estar, se va y ya está.
    Le expliqué la complicada situación de mi muchacho.
    -- Tráelo mañana por acá y veremos qué se puede hacer.
    Logré convencer a mi hijo para que me acompañara y al día siguiente, nos aparecimos en la finca. Miguel me dijo “quédate aquí en el comedor” y se fue con el chico a recorrer los establos, le permitió montarse en un caballo y se montó en otro para irse juntos a dar una vuelta por la campiña. Cuando regresaron, me llamó aparte:
    -- Lo que necesita es soltar esa enorme energía que lleva dentro. Déjame trabajar con él a ver si la encauzamos hacia lo positivo.
    Al principio, mi hijo se iba por la mañana tempranito a la finca y regresaba al ponerse el sol. Me contaba lo que había hecho durante el día, entusiasmado. Estaba tan cansado que caía rendido en su cama. A la semana siguiente, para evitarle tanto trajín de idas y vueltas diarias, Miguel le invitó a quedarse a dormir allí, en las literas, junto a los demás muchachos.
    No mucho después, mi hijo se había identificado con Miguel de una manera como no lo había hecho con alguien anteriormente. El guajiro poco instruido que vivía rodeado de animales, me dio el diagnóstico que ningún sicólogo leído y estudiado me había dado: 
    --  Necesita tener a su lado a alguien a quien respetar y admirar. ¿Sabes que ya es el líder del grupo y prácticamente es mi segundo en la finca? Y, aunque se lo tengo prohibido, a veces me llama “Papá”. 
    Su carácter le exigía tener un Ginarte en su vida de chico hiperquinético, un padre que montara a caballo y que le llevara a arrear reses juntos. Y que le pusiera en sus manos un machetín para fajarse con el marabú. Y yo, esa acción no podía dársela. Yo era un simple y enclenque guionista y director de televisión cuyo único ejercicio físico era correr hasta el supermercado cuando llegaban las naranjas para coger un buen puesto en la cola.
     Aquí interrumpo la historia porque pasa a formar parte de mi vida más privada. Sólo añadiré que en los años siguientes, Miguel Ginarte, con su particular mezcla de ternura y disciplina, le dio a mi hijo lo que yo nunca pude proporcionarle. Y se involucró al máximo –que en Miguel es muchísimo- en la tarea de destorcerlo, sacarlo del mal camino y transformarlo en un hombre de bien.
    El agradecimiento que le tengo a ese guajiro excepcional es infinito. Cuando más hundidos estábamos mi muchacho y yo, él nos alargó sus dos fuertes brazos para sacarnos a ambos del atolladero en que habíamos caído. Y lo hizo de una manera desinteresada, sin pedir nada a cambio, con ese altruismo y bondad que le caracterizan y que han hecho de Ginarte alguien querido, admirado y respetado por todas las personas que conocen su trayectoria vital y profesional.

    Los hombres van en dos bandos:
    los que aman y fundan
    y los que odian y deshacen.
                                                   José Martí 

                                                 (quien en 1895 murió en combate en Dos Ríos,
                                                 el mismo sitio donde Miguel Ginarte nació en 1940).

UN MAL MOMENTO
    Ahora está atravesando un mal momento, una especie de disparatada pesadilla. El actor Albertico Pujol colgó en su muro de Facebook un documento firmado por cubanos, algunos de ellos verdaderas personalidades, a quienes les duele que se persiga y machaque a un hombre bueno.
    He buscado en Internet más información y he encontrado una noticia que dice que le han detenido, que le llevaron esposado y le acusan de cometer irregularidades.
    En un país donde todo está regulado y prohibido, en el que se habla en voz baja y se respira y se come de milagro. En ese lugar absurdo en el que han convertido a Cuba en nombre de una revolución que se hizo para los humildes, en el que la gente vive bajo la amenaza constante de leyes, disposiciones, normas, estatutos, códigos, reglamentos… ¿quién tiene el descaro de afirmar que no ha cometido una irregularidad en los últimos 25 años?
    Si los dueños y señores que andan por allá arriba quieren hacerse los puros y dar un escarmiento a los que se han salido de la raya que ellos mismos han marcado, busquen de San Antonio a Maisí entre los cientos, miles de caraduras, granujas y canallas que ha habido y hay en los puestos de dirección, haciendo y deshaciendo en provecho propio mientras esgrimían, de boca para afuera, los principios por los que murió tanta gente valiosa.
    ¿Qué clase de sinvergüenza hay que ser para caerle encima a Miguel Ginarte y despojarle de sus pertenencias y del universo maravilloso que ha creado durante décadas a base de trabajo abnegado? ¿De qué material malsano están hechos los dirigentes del ICRT que les impide protestar con contundencia ante esa barbaridad y dimitir si no pueden resolver el problema? ¿Cómo se puede dormir tranquilo, cómo es posible seguir al frente de la televisión y justificar el abuso que están cometiendo con el mejor icono que puede presentar TV Cubana en toda su historia? ¿A qué niveles de descojonación hemos llegado en Radiocentro?

ESTAMOS CON ÉL
    No voy a seguir buscando información. No me interesa saber de qué se acusa a Miguel Ginarte. Lo que realmente me importa es que sepa que estoy con él, que muchos estamos con él. Que la semilla que sembró, germinó.
    Nunca pensé que llegaría el día en que Miguel necesitaría de mí y que yo, tan insignificante ante su figura de gigante, pudiera serle útil. Jamás se me ocurrió que esa roca viviente, ese poderoso hombre de primera línea que sabe manejar cualquier situación y resolver cualquier problema, necesitara un aliento de alguien tan mínimo como yo, que me ahogo en un vaso de agua. Sin embargo, una vez más me equivoqué. A Miguel Ginarte, hoy, le vendrá bien saber que estoy a su lado, de su parte.
    La envidia, la maldad, la inmoralidad han saltado a la yugular de Miguel para anular su obra de tantos años y tratar de hacer lo imposible: desprestigiarlo. Por ello quiero enviarle, con mi mejor abrazo, mi más cariñoso mensaje de solidaridad. Confío en que le conforte, le anime y le estimule.
    ¡Guapo ahí, amigo!
    ¡Tú verás, todos veremos, cómo a estas bestias cerreras también las vas a domar, seguro que sí!

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DOCUMENTACIÓN
    Frases de Miguel Ginarte, extraidas de la entrevista que le hizo Zita Mugía Santi, publicada en la web www.palabranueva.net:
    “Antes de nacer ya montaba a caballo y cuando nací lo primero que hice fue montar a caballo”.
    (De pequeño) “A mí me decían que me quedara con los animales y durmiera con ellos... dormía encantado. A mí no me interesaba nada más”.

    “Si para tener algo tengo que molestar a una persona, no me siento bien. No me gusta vivir de nadie. Trato de vivir lo mejor posible, pero sin envidiarle nada a otro. Me conformo con lo que tengo”.
    ”Hay dos cosas que me gusta hacer: una es trabajar con muchachos que tengan problemas de conducta y la otra es trabajar con los animales. Puedo hacer cualquier otra cosa –y he hecho cualquier otra cosa–, pero lo fundamental para mí, parte importante de mi vida, es eso: los muchachos y los animales”.
    (A mis muchachos) "Les pregunto cuando hacen una cosa mal hecha: ‘¿Te sientes bien cuando te robas algo? ¿Te satisface? ¿Te da vida? ¿Te sientes tranquilo? ¿Viste cómo se puede sentir la persona que tú le robaste? ¿Cómo te pondrías si a ti te roban?' Piénsalo así”.
    (¿Qué le pide a la vida?) "Mucha salud, salud para mis amigos y que siempre haya salud. Quiero estar trabajando hasta el último momento de mi vida. No resisto estar sin hacer nada; no porque sea trabajador ni nada de eso, sino por estar en el lugar que me gusta".
    "Me gustaría ser un gitano. Hacer un carruaje y vivir en él. Trabajar en cualquier lado y seguir, seguir, seguir... ser una gente de cualquier parte. Cuando me preguntan dónde vivo, les digo: ‘Soy como el guanajo. Vivo donde me coja la noche’. Así vivo y así me gusta".
    “No me gusta tener a los animales trancados. Tarde o temprano los pierdo, pero termino soltándolos”.
    ”No me gusta tener pájaros enjaulados. No me gusta que me tranquen a mí. Eso si es un defecto mío y le doy gracias a la vida que hoy tengo bastante libertad personal y laboral”.
   
    Para leer la entrevista completa, pulsar en este vínculo: 

Entrevista a Miguel Ginarte (en palabranueva.net)

Para verle en acción, pulse en este video realizado por Pável Escariz y producido para la web www.cubaabsolutely.com

Miguel Ginarte, A Man and His Farm (en vimeo.com) 

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   Documento de apoyo a Miguel, que circula dentro y fuera de Cuba.

POR LA DIGNIDAD DE MIGUEL GINARTE: EL POBRE MÁS RICO DEL MUNDO
    La sociedad cubana está atravesando por el momento de “caos moral” más dramático de su historia revolucionaria. Somos testigos del desmoronamiento de los valores éticos que en otros tiempos fueron orgullo del ciudadano cubano. Hoy, desgraciadamente, se imponen, gobiernan, dominan: el odio, la envidia, la maldad, la cobardía, el miedo… Personas que ostentan el poder deciden “qué hacer con la vida ajena”. “Es la era de las ratas”. No se explica ciertamente cómo ese flagelo ha ido invadiendo las Instituciones, logrando, en la mayoría de los casos, que incultos e ignorantes con “el bruto reflejado en el rostro” sean los que ocupen sillas de mando y poder.
    Este cáncer insalvable que ya tiene metástasis en nuestra sociedad ha caído implacable sobre la figura y personalidad de Miguel Ginarte, perpetrado por ciertos dirigentes de la propia institución a la cual pertenece hace más de cuarenta años, de la que es historia tangible e innegable, por el apoyo logístico y creativo que ha brindado a todo tipo de producción dramatizada, eventos culturales, políticos, históricos, etc. No sólo ha servido a la Televisión Cubana sino también al cine, tanto el nacional como el internacional que se realiza en este país, al teatro, eventos políticos…

    Desde que fuimos niños todos los artistas cubanos hemos visto el nombre de Miguel Ginarte una y otra vez en los créditos de las producciones cubanas de la pantalla grande y chica. Ha hecho más por esta Institución que todos los presidentes que ha visto desfilar en la historia de su carrera, y hoy su propio Organismo, que lo conoce ¡muy bien! lo despoja de todos sus bienes personales, de su cargo, le arrebata sus pobres instrumentos de trabajo, sus vacas, sus caballos, sus enseres, que han servido para el trabajo de toda una vida dedicada al arte y a la patria cubana; su pedazo de tierra, donde tiene enclavado su campamento, su casa: una choza vieja con todo lo viejo que contiene adentro...objetos y muebles, artículos que nadie quiere, y que este pueblo, que lo ama y respeta, le dona, porque sabe que en sus manos mejor uso tendrán .
    Y están destruyendo a este señor, de setenta y cinco años, que se ha ganado el título de DON MIGUEL, por el prestigio del que goza, so pretexto de una auditoría fiscala la Institución, (mentira total, flagrante y cobarde), porque se la han aplicado a él y sólo a él, impulsados por la envidia, el odio y el malestar, que a un incapaz le produce la figura de Miguel. Su éxito, su popularidad, el respeto y el cariño que Cuba entera le profesa. El brillo de un pobre rico, que vive para decir ¡SI!, cuando ellos dicen ¡NO!, que ante el ¡NO SE PUEDE!, (palabra de orden de todos los directivos), él dice ¡SI SE PUEDE!, que es el duende de la maravilla, haciendo el arte con “la basura” y“ los desperdicios” que ha ido acopiando durante años, y al que hasta ahora no se le ha podido probar nada, ninguna ilegalidad.
    Pedimos justicia para Miguel Ginarte. ¡Justicia! ¡Justicia!
    Que se le devuelvan sus bienes, que no le ha robado a nadie, y que públicamente se le dé una disculpa, una satisfacción, por tamaño error.
    Se ensañaron con la persona equivocada. Las paredes de la cabaña de Miguel están tapizadas de premios, distinciones, medallas, reconocimientos hasta de los sacerdotes cubanos y del Cardenal Jaime Ortega. Le fue entregada la réplica del machete de Máximo Gómez, la Distinción por la Cultura Nacional…
    ¿Puede ser posible que un delincuente, un ilegal, alguien que desvía recursos, mata caballos, convierte su casa en centro de “grandes negocios”, oculte dinero cual capo de la mafia, vende pienso, y no se sabe cuánta falacia más, pueda ser una personalidad histórica y cultural?
    ¿Puede ser posible que durante años hayan desfilado por esa finca altas personalidades de todas las esferas, más todos los presidentes del ICRT, miembros del Comité Central, FAR, MININT, Policía Nacional, cuyos hijos se han alimentado gratuitamente con la leche de esas vacas “ilegales”, y recreado con esos caballos también “ilegales”?
    ¿Puede ser posible que esa misma persona haya rescatado de la delincuencia y convertido en hombres de familia a menores que ni sus familiares querían, y que además hoy lo llaman PADRE?
    Ni hablar de la consideración y el respeto con que trata este señor a todos los artistas del país, que lo adoran. Porque nos da el tratamiento sensible y deferente que no recibimos de la Institución para la que trabajamos. Los que la dirigen no nos dan la cara, no nos apoyan, nos llenan de obstáculos para el buen desempeño de la labor artística, que es la verdadera razón de la televisión de un país. Agonizamos para poder realizar nuestros dramatizados. Parece que olvidaron que los que hacemos la televisión somos los artistas y que la Institución existe gracias a nosotros.
    Han “botado el sofá” después que lo usaron hasta la saciedad. Sabemos que nadie es perfecto, pero digamos que, por muchos errores que Miguel Ginarte haya cometido, y que aún tienen que demostrar, no lo pueden desaparecer de un plumazo, sólo por una idea loca y malsana de un individuo. No se puede borrar toda una vida maravillosa, especial, desprendida, humanista, revolucionaria, de hombre epopéyico y de leyenda, altruista, emprendedor, positivo, valiente, amigo más allá de la palabra. Su hombría se escribe con H mayúscula. Ante él, sin duda alguna, hay que levantar el sombrero. Es el pobre más rico que jamás hayamos podido conocer.

¡Pedimos justicia para Miguel Ginarte y la devolución de sus pertenencias, sólo eso!
    CONVOCAMOS A TODOS LOS ARTISTAS, AMIGOS, PERSONAS DE BIEN Y DE CORAZÓN A QUE SE UNAN A ESTA CAUSA CON SU FIRMA DE APOYO AL FINAL DE ESTE DOCUMENTO PARA ACABAR CON LA MENTIRA, PARA QUE VENZA EL BIEN Y SE ABRA PASO LA VERDAD.
    ESTÁ EN JUEGO LA DIGNIDAD DE UN CUBANO TOTAL QUE CARGA MAS PATRIA ARRIBA QUE MIL CUBANOS JUNTOS
    ¡QUE SE ALCE LA VERDAD!
Alina Rodriguez (actriz), Aurora Basnuevo (actriz), Rosita Fornes (actriz y cantante), José Fuster (artista plástico), Ulises Aquino (cantante y director), María de los Angeles Núñez Jauma (directora), Virgen Tabares (directora), Paula Alí (actriz), Miguel Angel Céspedes (cantante), Zelma Morales (actriz), Niro de la Rúa (locutor), María Teresa Pina (actriz), Tessa Hernández Pascual (directora asistente, cine), René de la Cruz (actor), Tomás Piard (director), Rachel Garcia Ruiz (cantante), Ivo Herrera Gonzalez (director), Mauricio de la Cruz (actor), Hortencia Ferreiro (colaboradora de la TV), Lucy Martinez (fundadora del CIS), Enrrique Bueno (actor), Kelvin E. Villa (actor), Maylú Hernández (cantante), Félix Beaton (actor), Carlos Alberto García (director), Diana Rosa Suarez (actriz), Hilario Peña Otero (actor), Moisés Vázquez González (vestuarista de la TV), Cruz Pérez Ávila (actriz), Nohemí Cartaya (directora), Yohanki Desprigne (asistente de dirección), Maria Elena Antelo (gerente económica), Ramón Arístides (actor), Geonel Martín “Gustavito” (actor y humorista), Libia Batista (directora de casting), Patricio Wood (actor), Mario Guerra (actor), Dania Splinter (actriz), Luisa Ma. Jiménez (actriz), Mirta González Perera (directora), Néstor Jiménez (actor), Natalia Bolívar (escritora e investigadora), Ricardo Miguel González (director), Miguel Filloy (peluquería y maquillaje), Héctor Luis López (productor), Mario Limonta (actor), Monse Duany (actriz), Lucy Martínez Velasco (fundadora CIS, asesora 11 años del programa Entre Tú y Yo), Hortensia Femenías (arquitecta y colaboradora de la TV Cubana), Frank Negro (actor y personalidad de la TV cubana), José Corrales (actor), Alberto Pujol (actor), Ada Tejeda (productora)

Información sobre el “Caso Ginarte” pulsando aquí:   

Información de MartíNoticias sobre el "Caso Ginarte" (1)  
Según nos ha comunicado la actriz María Luisa Jiménez, esposa de Ginarte, hay un error en esta información de Martí Noticias ya que, según sus palabras, "no es cierto que a Miguel lo hayan arrestado y sacado esposado de la finca".

PARA CONTACTAR CON MIGUEL
La dirección de correo electrónico a la que se le puede enviar un mensaje es la siguiente:
lajimenez@cubarte.cult.cu


    Las imágenes que ilustran este artículo están extraídas del video "Miguel Ginarte, A Man and His Farm" de Pável Escariz y de "Entrevista con Miguel Ginarte, un jinete gitano" de Zita Mugía Santí

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LES INVITO A LEER ESTAS OTRAS ENTRADAS DE MI BLOG.
AQUÍ ESTÁN SUS VÍNCULOS:




El Blog de Pedraza Ginori > JARANEANDO (3)

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9 comentarios:

  1. Yin:

    Excelente escrito, admirables tu sinceridad e integridad, Me quito el sombrero ante ti. Saumell.

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  2. Gracias Yin, todos los amigos de Miguel compartimos tu opiniòn.Bellìsimo!

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  3. FELIC IDADES GINORIS, TREMENDO ARTICULO... TODOS ESTAMOS CON EL.. SALUDOS A LOLY...EMILIA.

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  4. Ginoris, con su texto ha realizado un hermoso tributo a la amistad. Conmovedor.

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  5. No se quien es usted pero le agradesco mucho por hacerme recordar que Miguel no solo me enseno a cabalgar sin riendar un caballo, si no el salvaje de todos la VIVA que require de mucho valor cuando se tiene la ausencia de un padre,

    Orgulloso Muchacho de Miguel 1980 al 1986.

    Ariel Alvarez ( El negro)

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  6. MIGUEL RICARDO GINARTE, HOMBRE Y AMIGO. Mi mejor amigo de por vida, soy amigo muy allegado de Miguel en las buenas y en las muy malas desde el verano de 1966. Enrique de la Torre Araba Ajegunle Offaland

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  8. Ginori excelente escrito sobe el gigante de Miguel "El Mulo" que siempre !!!FUE, ES Y SERA HOMBRE A TODA!!!.

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  9. GRACIAS POR TU EXCELENTE ESCRITO SOBRE UN GRAN AMIGO COMO LO ES MIGUEL. Y POR TRATAR TAN BIEN LA REALIDAD CUBANA.
    UN ABRAZO.

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