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sábado, 9 de febrero de 2013

HAZME SENTIR ESO Y LA ORQUESTA DE PANCHO



    Hoy les voy a hablar de cómo comencé a hacer letras de canciones.
    Pero antes, como aperitivo, les dejo “Hazme sentir eso”, un cha cha cha que tiene texto mío y música de Soledad Delgado. Lo compusimos en diciembre de 1981. Ella lo cantó para incluirlo en “Desnudos”, el segundo disco de larga duración que le produje a Soledad en la EGREM, allá por el 82.

    Un excelente pianista y arreglista, mi amigo Jorge Aragón Oropesa, fue el autor de la orquestación que, por complicada, exigió una gran profesionalidad a los músicos de la Orquesta EGREM que dirigió Adolfo Pichardo. Los coros están hechos por el Trío Los Príncipes, de Sancti Spíritus, al que invitamos a viajar a La Habana para participar en ésta y en otra canción del disco.
    En las guías incorporamos fragmentos de boleros famosos.


HAZME SENTIR ESO
Cha cha cha. Creado en 1981
Letra: Eugenio Antonio Pedraza Ginori
Música: Soledad Delgado
Orquestación: Jorge Aragón

Si tú quieres volver a empezar,
hazme sentir eso.
Yo te doy otra oportunidad,
hazme sentir eso.
Dame un beso que me haga volar,
un abrazo que sea total,
un “te quiero” que me haga vibrar
como ayer.
Me propongo de nuevo soñar,
pero hazme sentir eso,
ha llegado el momento de actuar,
hazme sentir eso.
No me calmes con frases de amor,
las palabras se las lleva el viento.
Necesito la felicidad,
hazme sentir eso.
Estribillo: 
Si la vida te da otra oportunidad,
aprovéchala, aprovéchala. 
Guías: 
Tú que me querías,
yo que te adoraba
y en estos momentos
nadita de nada.

Quiéreme y verás
que no te arrepentirás.
Prueba
y ya tú verás.

Tú me acostumbraste
a todas esas cosas
y tú me enseñaste
que son maravillosas.
No pretendo ser tu dueña,
yo no tengo vanidad.

Voy a apagar la luz
para pensar en ti.

Y en vez de despedirte
con reproches y con llanto... 

    Para escuchar la grabación, pulse en el siguiente enlace: 

SOL Y MAR, LA ORQUESTA DE PANCHO
   Mi primera experiencia en eso de hacer canciones tuvo lugar en la primera mitad de la década de los 50. Yo estudiaba en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara y debía andar por los 13 ó 14 años.
   Pancho, un saxofonista integrante de la Banda Municipal de Esperanza, mi pueblo, se había propuesto crear una nueva orquesta que llamó Sol y Mar (1). Su intención era hacerse un hueco en el mercado provincial de los bailes y verbenas aprovechando la estela de buena fama de la Casablanca, nuestra gran jazz band local que triunfaba por todo el territorio de Las Villas y que, en el colmo de su éxito, había llegado a tocar una vez en la CMQ.

Desfile en Esperanza cuando yo era niño
   Esperanza era un pueblecito de 5 ó 6 cuadras de ancho por otras tantas de largo y tenía pocos habitantes. Ante la falta de músicos disponibles, Pancho creó una escuela gratuita donde enseñaba teoría y solfeo a los muchachos interesados, con la promesa de que los que se destacaran podrían pasar a aprender a tocar un instrumento y en su día, formar parte de la nueva orquesta.
   Desde que tengo uso de razón me interesó la música, así que me matriculé de los primeros. Con pena, pronto descubrí que era un negado para las notas y las corcheas. Así que mi vida de instrumentista duró menos que un merengue en la puerta de un colegio. Pero seguí vinculado a la Sol y Mar como amigo de su director.
   Por aquel entonces, las orquestas jazz band del interior de la república tocaban generalmente un repertorio compuesto por los éxitos de las habaneras Riverside, Hermanos Castro, Cosmopolita y otras de repercusión nacional. Pero Pancho, que era un tipo inquieto, quería darle personalidad a su grupo y para ello qué mejor que tener sus temas propios. Así que se puso a componer. Pero los textos no se le daban bien.
   --Oye, Eugenito, tú que estás estudiando bachillerato –me dijo. Debe haber pensado que yo era una especie de intelectual-, ¿me podrías ayudar con la letra de un bolero mambo que estoy haciendo? 
    Visto desde la distancia, el hecho de que un compositor –novato pero compositor al fin y al cabo- le pidiera un texto a un chama de 13 años sin experiencia alguna en esos asuntos revela el paupérrimo nivel en que se encontraba la creación musical en mi pueblo.
    Por supuesto que colaboré con Pancho. Hicimos un par de números juntos y, ya puesto, le llevé otro par de letras con melodías mías (2). Recuerdo que él llegó a orquestar y ensayar alguna pero no dejamos huella como autores ya sea porque las obras eran flojas tirando a desastrosas o porque su proyecto orquestal no fructificó.
    Lamentablemente Sol y Mar se disolvió. Pero al disolverse me dejó inoculado para siempre con el virus de la autoría musical, con esa maravillosa sensación que te invade al escuchar una música que has creado.


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N   O   T   A   S

(1)   Mi pueblo era Esperanza. Estaba en la Carretera Central, a 15 minutos de Santa Clara, capital de la provincia Las Villas. Nunca le pregunté a Pancho por qué se le ocurrió nombrar Sol y Mar a su orquesta esperanceña. Lo del sol podría justificarse porque nos pegaba fuerte en el Parque Martí y en la Loma de la Macagua pero ¿el mar?; el más cercano era el de Cienfuegos y nos quedaba a 55 kilómetros.


(2)   De aquello no guardo nada, ni siquiera los títulos.

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1 comentario:

  1. ginori a soledad le quedaba bien todo, ese cha-cha-cha esta exquisite.

    yo estudie guitarra y saxofon pero no despegue, me quede en eso, saludos

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